Desde hace aproximadamente treinta años se viene observando
una tendencia mundial a la incorporación de un área de Tecnología,
también llamada Educación tecnológica, como parte de la formación
básica y general de todos los alumnos. A diferencia de la
Educación técnica o la Formación técnico-profesional, que
se orienta a la formación de técnicos con conocimientos para
desarrollarse en algún campo laboral específico, la «tecnología
para todos» pretende ubicarse en un lugar equivalente al de
las otras áreas del conocimiento escolar y ofrecer aportes
para incrementar el capital cultural de los alumnos desde
edades tempranas.
Objetivos del área de Educación
tecnológica
Analizando los documentos curriculares de diferentes países,
es posible reconocer cierto consenso entre los objetivos que
se persiguen mediante el área de Educación tecnológica, que
no reemplaza a la Educación técnica sino que la complementa.
Por un lado se mencionan ciertos objetivos relacionados con
el «saber-hacer», con la resolución de problemas prácticos
y con el dominio de determinadas técnicas o tecnologías. Por
otro lado, junto con estos fines, se mencionan también aquéllos
que, haciendo hincapié en un enfoque centrado en las operaciones
sobre la materia, la energía y la información, permiten construir
nociones generales, comunes a todas las tecnologías. Finalmente,
un tercer grupo de objetivos se orienta a desarrollar un espíritu
crítico en relación con las interacciones entre la tecnología,
las personas, la sociedad y el medio ambiente.
Una mirada a los planes de estudio, a los libros de texto
o a las prácticas de aula permite poner de relieve la existencia
de diferentes enfoques de enseñanza, que se corresponden con
diferencias de criterios para priorizar entre los tres grupos
de objetivos mencionados. A modo de ejemplo pueden mencionarse
dos extremos: por un lado se encuentran propuestas curriculares
que consideran que la tecnología es un conocimiento fundamentalmente
práctico; en el otro extremo, se considera el estudio de la
tecnología ligado fuertemente con los estudios sociales. Entre
ambos extremos, existe una variedad de alternativas que surgen
de priorizar y articular los diferentes aspectos del conocimiento
tecnológico.[1]
Los vínculos entre ciencia, tecnología
y sociedad, y las prácticas escolares
Normalmente, cuando en las clases de Tecnología se pretende
abordar las relaciones entre tecnología y sociedad (o entre
sociedad y tecnología), suele tomarse como marco referencial
el conocido enfoque de estudios sociales de la ciencia y la
tecnología, también llamado enfoque de ciencia, tecnología
y sociedad (CTS). Según la OEI[2],
«los estudios de ciencia, tecnología y sociedad (CTS) constituyen
un campo de trabajo interdisciplinar centrado en el estudio
de las relaciones de la ciencia y la tecnología con su entorno
social desde una óptica interdisciplinar, con el objetivo
último de promover la sensibilización y participación pública
en las políticas de ciencia y tecnología.»
La incorporación del enfoque CTS (Ciencia, Tecnología y Sociedad)
a las prácticas escolares ha tenido una interesante repercusión
en los planes de estudio de las ciencias en varios países.
J. Solomon (Oxford University, 1995), a propósito de su experiencia
en las escuelas de Gran Bretaña, afirma que este enfoque permite
dar mayor relevancia a las clases de ciencias pues atraen
la atención de los alumnos, estimulándolos para aprender las
ciencias a partir de cuestiones humanas, éticas o políticas.
Los problemas relacionados con la contaminación de las aguas,
la lluvia ácida, la energía nuclear, la automatización en
las fábricas o, más recientemente el SIDA, son sólo algunas
de las temáticas que dan pie a una enseñanza que pone el foco
en los vínculos entre la ciencia, la tecnología y la sociedad.
La adopción del enfoque CTS, como un marco para organizar
la enseñanza de la tecnología, puede analizarse desde diferentes
perspectivas. En principio, es importante tener en cuenta
que este enfoque se origina en la necesidad de renovar la
enseñanza de las ciencias (en particular las Ciencias naturales).[3]
En España, actualmente se considera el enfoque CTS como la
clave para establecer un marco de enseñanza de la tecnología
que trascienda una mirada reducida, centrada casi exclusivamente
en los aspectos más técnicos o ingenieriles. En cambio, la
misma Solomon (una de las que propuso las primeras experiencias
de enseñanza de las ciencias según el enfoque CTS en Inglaterra),
se pregunta si las temáticas propuestas por este enfoque son
las que permitirían completar lo que estaría faltándole a
la mirada exclusivamente técnica que suele predominar en algunas
propuestas de enseñanza de la tecnología. Sus dudas se basan
en que, normalmente, los temas de estudio tomados en este
enfoque son los más controvertidos (muy útiles para atraer
la atención de los alumnos), pero que no parecen ofrecer una
perspectiva completa y equilibrada desde donde construir un
discurso sobre la tecnología. Afirma que: «los temas que apremian
y amenazan no ofrecen un lugar tranquilo desde el cual reflexionar
sobre la naturaleza de la tecnología»; alimentando, en los
alumnos, ciertas visiones tecnofóbicas muy presentes en la
sociedad. Por otro lado, A. Fraga hace notar que el enfoque
CTS, si bien intenta ofrecer una visón más humana y social
de la tecnología (intentando además relacionarla con las ciencias),
no pretende abordar lo tecnológico como un cuerpo de conocimientos
organizado.[4]
Un modelo para la práctica tecnológica
La adopción de un determinado enfoque para la enseñanza de
la tecnología está fuertemente condicionada por el tipo de
modelo o de representación que se posee sobre la actividad
tecnológica en la sociedad. A. Pacey, en su libro La cultura
de la tecnología (1983), presenta un modelo de lo que
él denomina «práctica tecnológica». El modelo se basa sobre
la relación entre tres aspectos clave que estructurarían la
práctica de la tecnología.
- Un aspecto específicamente técnico que abarca las técnicas,
artefactos, los conocimientos y las habilidades desplegados
por las personas en el quehacer tecnológico.
- Un segundo aspecto, organizacional, involucra el contexto
económico y social en el que se desenvuelven los profesionales
y trabajadores relacionados con la tecnología, así como
también los usuarios y consumidores de los productos y procesos
tecnológicos.
- El tercer aspecto, el cultural, involucra los valores
que influyen en la creatividad de los diseñadores e inventores,
y las creencias y hábitos que caracterizan la actividad
técnica.
Teniendo en cuenta el modelo de Pacey, Gilbert (1992) distingue
entre tres modos diferentes de abordar la enseñanza de la
tecnología: enseñar para la tecnología, enseñar sobre
la tecnología, enseñar en la tecnología.
Enseñanza para la tecnología
Cuando Gilbert hace referencia a la enseñanza para la tecnología,
está haciendo alusión a aquella enseñanza que se propone comenzar
a desarrollar en los alumnos, y desde edades tempranas, ciertas
capacidades y conocimientos técnicos que, más tarde, se retomarán
y profundizarán en la Educación técnica o en la Formación
técnico-profesional. Bajo esta perspectiva, la Educación tecnológica
está fuertemente ligada a la formación para el trabajo. Este
modelo, al centrarse casi exclusivamente en los aspectos técnicos
del modelo de Pacey, ha recibido críticas de quienes sostienen
que podría reforzar en los alumnos una visión un tanto determinista
del desarrollo tecnológico. Esta postura determinista, estrechamente
ligada a la idea de una tecnología dependiente exclusivamente
de expertos, considera que la tecnología se desarrolla sólo
como resultado de su dinámica interna, moldeando a la sociedad
pero sin reconocer los modos en que las fuerzas sociales y
económicas dan forma a las tecnologías. Así, el desarrollo
científico-tecnológico sería exógeno a la situación económica
y social, y de algún modo independiente de la sociedad en
que se desenvuelve.
Enseñanza sobre la tecnología
La enseñanza sobre la tecnología se propone poner de relevancia
los dos aspectos que el enfoque anterior no toma en cuenta,
incluyendo los aspectos culturales y organizativos relacionados
con la tecnología. El enfoque CTS se encuadraría dentro de
esta perspectiva. Las críticas a este enfoque, además de las
que realizan Solomon y Fraga, hacen referencia a que los alumnos
suelen aprender mucho sobre los aspectos contextuales de la
tecnología, pero no son capaces de adquirir capacidades y
conocimientos técnicos que les permitan intervenir sobre la
práctica concreta. Por otro lado, en muchas propuestas de
enseñanza suele predominar una mirada unidireccional de la
relación entre tecnología y sociedad, que refleja un modelo
simple y un tanto reduccionista basado en entender los productos
tecnológicos como respuestas a demandas y necesidades, sin
dar cuenta de la real complejidad que supone relaciones dinámicas
entre distintos actores sociales que determinan que una solución
se consolide como la más aceptada entre un conjunto de soluciones
técnicamente posibles, en un momento y un contexto social
y natural determinado (Pérez, Berlatzky, Cwi, 1998). Cuando
se privilegia la mirada sobre los impactos y efectos de la
tecnología sobre el medio natural y social, se está considerando
a la tecnología y sus artefactos como «externos» a la sociedad
y su cultura. Un abordaje, que permita dar cuenta de la relación
entre la tecnología y la sociedad, deberá tomar como objeto
de estudio al sistema tecnológico y sus relaciones con el
medio social y natural, teniendo en cuenta que la tecnología
es una construcción social, una parte de la sociedad y no
algo separado de ella.
Enseñanza en la tecnología
La enseñanza en la tecnología otorgaría la misma importancia
a las tres dimensiones del modelo de Pacey. Intenta un equilibrio
entre el abordaje específicamente técnico y el que prioriza
los estudios sociales. Así, Tecnología como disciplina escolar,
más que priorizar los aspectos «artefactuales» y técnicos
o los humanos y sociales, se ocuparía de la interacción entre
ambos. Más allá de la denominación propuesta por Gilbert,
un enfoque de la enseñanza de Tecnología de estas características
exige del docente un difícil equilibrio entre lo técnico y
lo humanístico. Según Fraga, este enfoque demanda un nivel
de integración e interacción de los contenidos técnicos y
humanísticos de modo de dar cuenta de las interacciones entre
las personas, las organizaciones y los artefactos y técnicas.
El cambio tecnológico
La Educación tecnológica es una disciplina que, más que tratar
sobre los artefactos y técnicas creados por las personas,
trata de las relaciones entre los seres humanos y estos artefactos
y técnicas. Si se pretende desnaturalizar esta relación, superar
el modelo demanda-respuesta y ampliar la visión de impactos
y efectos a otra que reconozca también el modo en que las
condiciones del medio técnico, social y económico influyen
sobre la creación de tecnologías, será necesario incorporar
la perspectiva histórica que dé cuenta de las características
del cambio tecnológico a través del tiempo.
En la escuela, cuando se habla de la historia de la tecnología
o de la tecnología en la historia, es muy común que se haga
mención a historias de personas, de inventos e inventores,
de necesidades y de respuestas tecnológicas. En muchos casos
se suele ver la historia de la tecnología como una secuencia
lineal, en donde un invento va sucediendo a otro, y éste a
otro, y a otro, y a otro…Se considera a los productos tecnológicos
como el resultado de la inspiración de ciertas personas con
capacidades especiales, inspiraciones repentinas de los llamados
«inventores». La realidad suele ser más compleja (afirma Jacomy
en Historia de las técnicas). La mayoría de las veces
es difícil atribuir a un individuo o a una fecha precisa aquello
que en general es fruto de una maduración lenta, de búsquedas
paralelas, de hallazgos fortuitos. En muchos casos una invención
surge a partir del momento en que el medio se vuelve propicio
a su aparición; en ese momento, ciertas personas más astutas
que otras producen a partir de sus «chispas» creadoras. Destacar
el rol de los nombres y las fechas, por sobre las características
del medio en que surge un determinado invento, oculta y limita
la posibilidad de tomar conciencia de, por ejemplo, la relación
entre el conflicto social y el problema tecnológico. Se hace
necesario reconocer la creación técnica como un proceso que
ocurre dentro y a partir de un medio técnico determinado;
medio que la promueve, la ayuda o la limita y que le ofrece,
además, un conjunto de estímulos, intereses y demandas complejas
de orden económico, social y cultural.
Esta mirada de la tecnología ofrece oportunidades para tomar
contacto con el concepto de «cambio técnico». Si las Ciencias
sociales brindan el marco general y crítico, la Educación
tecnológica lo analiza desde el conocimiento que los mismos
alumnos van desarrollando sobre las técnicas específicas,
los artefactos, los procesos técnicos y sus relaciones (Fraga).
En la medida en que los alumnos conocen sobre los temas técnicos
y tienen la posibilidad de transitar en el aula por experiencias
de aprendizaje vinculadas con el diseño, la creación y la
producción de tecnologías, están mejor habilitados para comprender
y justificar las razones de los cambios técnicos, y para adquirir
una visión superadora de aquella idea de que una tecnología
reemplaza a otra sólo porque «es mejor». En particular, la
posibilidad de ver las diferentes tecnificaciones como delegaciones
de funciones y operaciones humanas hacia los artefactos crea
el marco para abordar con los alumnos la idea de la continuidad
técnica, idea que permite reconocer en las tecnologías de
hoy a las tecnologías de ayer; idea que permite encontrar
invariantes que se conservan por sobre los cambios tecnológicos,
idea que ayuda a encontrar la identidad en un área cuyo objeto
de estudio parece ser difícil de especificar: ¿qué estudiar
cuando todo cambia tan vertiginosamente?¿Cuáles son los conceptos
más estables propios de la tecnología? Para encontrar las
respuestas habrá que prestar atención a aquello que se conserva,
aun cuando sucedan los cambios técnicos.
Una mirada crítica
La incorporación de Tecnología en la escuela ayudará a que
los alumnos asuman una mirada amplia y desprejuiciada de la
tecnología. Podrán ser usuarios o consumidores más críticos;
desarrollarán cierto tipo de pensamiento (llamado pensamiento
técnico), poco abordado en otras áreas; conocerán sobre sistemas
y procesos técnicos. No estudiarán «sobre la tecnología»,
sino que la comprenderán a partir de involucrarse en su propia
dinámica interna, en su propia lógica, pero tomando en cuenta
que forma parte de un medio social y natural que la condiciona
pero, también, es depositario de sus efectos. Reconocerán
que las tecnologías cumplen fines técnicos específicos y,
además, alteran la vida, las costumbres y formas de pensar
de todos nosotros. El área de Tecnología puede contribuir
a formar alumnos más críticos y más capaces de intervenir
sobre la realidad, abordando contenidos originales en la escuela
y contribuyendo al desarrollo humano de cada uno de los niños.
El área de Tecnología es un área técnica porque su objeto
de estudio son los artefactos y artificios creados por el
hombre, y es un área humanística porque centra la atención
en la relación entre estas creaciones y las personas, como
parte de un medio, un contexto, un lugar, una época, una cultura.
Mario E. Cwi
Ingeniero electrónico
Notas
[1] En un interesante trabajo, muy difundido entre
los estudiosos de la Educación tecnológica, Marc De Vries
presenta una categorización de diferentes enfoques, a partir
del análisis del los enfoques presentes en el mundo.
[2] Puede encontrarse más información visitando
la página Web de la OEI: www.oei.es
[3] Puede encontrarse más información sobre el
enfoque CTS en FOUREZ G., Alfabetización científica y tecnológica.
[4] FRAGA A., Revista Novedades Educativas,
Buenos Aires, 2000.
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